Dra. Mila Cahue

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Claves para una buena convivencia el dia después de la boda. Artículo para ABC.ES


Os dejo a continuación el artículo en el que he colaborado para ABC.es, sobre las claves para que los primeros momentos de la nueva convivencia tras la boda supongan, además de una luna de miel, la oportunidad de realizar los ajustes oportunos para que la relación vaya como la seda…

Pasar juntos las 24 horas, a veces no es fácil. Te enseñamos lo que hay que hacer y lo que no

Tras meses de nervios y prisas por tener todo listo, por fin llegó el día de la boda. Pero, ¿y, después? ¿Cómo afrontar el primer día de casados como paso previo a toda una vida juntos?

Si la pareja no ha convivido junta antes, los recién casados pasan de ser pareja que solo se divierte a dos personas que se quieren pero quetienen que compartir un espacio y unas tareas. «Se convierten, por tanto, en compañeros «de trabajo» y el gran reto es aprender a compartir el espacio con la pareja, lo que seguro supondrá pequeñas peleas al principio hasta que cada uno conozca y se adapte al otro», asegura Teresa Rosillo, psicoterapéuta y socia de Pericial Psicológica.

Una de las sugerencias que realizan estas expertas es que, a ser posible,se familiaricen al máximo posible con el nuevo entorno. «Acostumbrarse a estar con una nueva persona, por mucho que la queramos, puede ser un factor estresante; tener que hacerlo, además, en una nueva casa, con nuevos horarios, responsabilidades e, incluso, vecindario distinto, puede que resulte demasiado cambio para poder asimilarlo con serenidad de una sola vez», explica Mila Cahue, psicóloga del Centro de Psicología Álava Reyes.

 

«Las parejas no están obligadas a hacer todo juntos. Hay que dejar espacio al otro»

«Comenzar a conocerse tiene que ser una situación de goce y de construcción, un trabajo de todos los días, no de sacrificio —añade Susana Lorente, psicóloga psicoanalista—. Nuestra relación de pareja va a depender, entre otras cosas, de nuestra manera de pensar el amor y cuando las cosas no funcionan como se imaginaron no se trata de buscar culpables, sino de poner palabras a los deseos en las relaciones amorosas, de conversar».

Para que la relación se emprenda por el buen camino, Mila Cahue recomienda a las parejas que hablen y tengan en cuenta varios aspectos:

—El espacio físico

Se van a empezar a compartir baños, cama, sofás, cocina… Hay personas que ocupan mucho espacio, dejan sus cosas por todas partes, y la pareja se puede sentir literalmente invadida. «Habría que delimitar tareas y funciones de manera explícita para que luego no haya malentendidos: yo hago la compra, tú pones la lavadora, tú te encargas de las facturas y no dar por hecho que una función es de uno u otro sexo —añade Teresa Rosillo—. Habrá tareas de casa que serán responsabilidad de los dos y habrá que asumirlas como tal: por ejemplo, reponer el papel de baño cuando se acaba. Puede parecer una tontería pero son pequeñas cosas que van desgastando la relación y que tienen que ver con compartir el espacio».

Por otro lado, en las parejas recién casadas al principio «podría dar la sensación de que lo tienen que hacer todo a la vez: irse a dormir, a la cocina, ducharse, ver la tele… y es posible que cada uno tenga una serie de ritmos que no sean precisamente iguales que los de su pareja —explica Mila Cahue—. Es importante no sentirse en la obligación de tener que hacerlo todo a la vez».

—El espacio emocional

Cuando se empieza a vivir juntos veinticuatro horas al día, la pareja no siempre está hablando, ni haciéndose carantoñas, ni compartiendo actividades. Hay personas que quizás necesiten silencio, o quieran hacer ejercicio por su cuenta, o les guste escuchar un tipo de música a una cierta hora. «Si ambos coinciden no habrá problema, pero si empiezan a detectarse incómodos desequilibrios, es aconsejable corregirlos antes de que se conviertan en temas demasiado importantes», asegura Cahue.

Teresa Rosillo añade no olvidar que vivir en pareja supone contar con el otro para planear algo o para tomar decisiones que tienen que ver con los dos: «acuérdate de avisar si vas a llegar tarde o si no vas a comer en casa. Es pasar de pensar individualmente para pensar en conjunto, siempre contando con que ya no estás solo».

—El dinero

Parece que hablar de dinero en pareja es un tema tabú: cómo se van a organizar, si van a tener cuentas conjuntas o separadas, cómo se van a distribuir los gastos… Saber cuánto gana y cuánto tiene cada uno… «Aunque parezca mentira, hay mucha parejas que no tienen acceso a esta información, incluso pasados muchos años desde que se casaran, y, aunque no hay que fiscalizar ni parecer interesados, es importantedefinir qué proyecto común se está creando ya que, en una pareja, no tiene valor solamente el patrimonio económico, sino también las aportaciones emocionales con las que cada uno está enriqueciendo la relación —puntualiza Cahue—. Es aconsejable una cierta transparencia y que las decisiones que se tomen en este sentido estén perfectamente consensuadas».

—El ocio y el tiempo

¿Van a hacer las parejas todas las actividades juntos?, ¿tendrán espacios o días para salir con sus amigos, o realizar alguna actividad que no tenga nada que ver con su pareja? «No olvidemos —explica Cahue— que dejar algún margen de actividad individual puede resultar muy enriquecedor a corto, medio y largo plazo, pues todo lo que suponga una novedad, que pueda aportar alicientes a la pareja, favorecerá a que ésta se mantenga a lo largo del tiempo».

—Las relaciones con las familias de ambos

Para Mila Cahue la pareja acaba de formar SU familia y ellos son ahora la prioridad el uno para el otro. «Es importante que cualquier tema relacionado con sus familias sea tratado primero entre ellos, se consensúen acuerdos, y luego cada uno se los comunique a su familia respectiva». Es posible que ciertos cambios resulten chocantes a los padres o hermanos, pero la situación familiar ha cambiado, no solamente para los recién casados, sino para todos, y es importante que cuanto antes cada uno sepa cómo, cuánto y cuándo tienen que relacionarse para que todos estén, finalmente, satisfechos, mucho mejor.

«Hay que mantener a las respectivas familias al margen de vuestras decisiones —advierte Teresa Rosillo— y que la relación con ellos no sea impuesta, sino deseada: no hay por qué comer todos los domingos con su madre ni hipotecar todos los fines de semana porque esto puede acabar en grandes peleas. Intenta relacionarte con las dos familias por igual y no saques a relucir a su madre cada vez que discutis».

Consejos a seguir

—Aprender a relativizar pero también a hablar especialmente de los temas mencionados anteriormente, pues suelen ser donde aparecen los conflictos. Cuando uno se casa no está todo hecho. Precisamente, es al contrario. Es ahora cuando está empezando un proyecto común: se están empezando a conocer y tienen que aprender a comprenderse mutuamente, a saber quererse, a hacer feliz al otro, y a quererse en los buenos y malos momentos.

—No tomarse las cosas a la tremenda, y estar abiertos a que hay muchas maneras de vivir la misma intimidad. Cada uno viene de una casa y de unos hábitos distintos que hay que empezar a compatibilizar.

—No dar órdenes, ni regañar cuando las cosas no son como nos gustarían. Esperar a ver si se trata de cuestiones esporádicas o si son hábitos que hay que pulir para que la convivencia sea posible.

—No olvidarse, desde el primer día, que la relación se construye a base de gestos cotidianos, de atenciones y de pequeños detalles que hagan sentir a nuestra pareja que es única y especial para nosotros. No dejar que la relación se mantenga por inercia, sino por los pequeños detalles que son significativos de las ganas que tenemos de estar con la otra persona, y de hacer algo bonito con ella.

—No pensar nunca que lo que nos dice nuestra pareja es una tontería. Hay que identificar cuándo un problema realmente lo es; cómo se va a plantear; y cuál es el objetivo que se pretende cuando se habla de él.

Hay una primera fase de adaptación en la que es probable que haya ciertas cosas que a nuestra pareja le resultan francamente desagradables y si, analizadas, vemos que se puede y que se quieren cambiar, no dudaremos en ponernos a ello. Ya no somos solamente dos individuos conviviendo juntos. La “relación” es el resultado de cómo nos compenetramos el uno con el otro.

Cómo afrontar los principales conflictos

Los conflictos más habituales tienen que ver con las relaciones con las familias, con los amigos, qué tiempo les dedicamos, el dinero… «No hay que tener ni vergüenza ni miedo de hablar de ciertos asuntos —recomienda Mila Cahue—. Nuestra pareja es la persona con la que compartimos nuestra intimidad y no es aconsejable que haya con ella temas tabú. A lo que hay que prestar especial importancia no es tanto a lo que se habla, sino a cómo se plantean las cuestiones que nos puedan estar empezando a molestar. Los tres pasos fundamentalesson: 1.- describir lo que está siendo desagradable, intentando no acusar ni reprochar; 2.- plantear de qué manera está resultando molesto; 3.- proponer soluciones o alternativas. Lo más importante cuando hablamos de algún conflicto no es encontrar culpables, sino soluciones», añade Cahue.

Ante todo, las expertas consultadas recomiendan disfrutar de los primeros meses. Suelen ser los más idílicos y en los que se fundamentarán las ganas de querer continuar la relación en los momentos difíciles. «Probablemente se vivirán otros momentos maravillosos en la pareja, pero los primeros son únicos y especiales —asegura Mila Cahue—. Supone un cambio en muchos ámbitos de la vida, una independencia, una ilusión ante un proyecto mucho más importante de lo que podría parecernos a priori».

Esa primera vez nunca volverá a repetirse. Merece la pena hacer de ellos algo realmente especial, y estar dispuestos a introducir los cambios que hagan falta a medida que ellos vayan creciendo con la relación.

Fuente:

http://www.abc.es/estilo/bodas/20130617/abci-primer-casados-201306131646.html

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