Cada día hay más gente que se da cuenta de que está sola.Se ha dado prioridad a facetas como el trabajo, o se ha sufrido alguna ruptura emocional que nos hace darnos cuenta de que quizás no hayamos cuidado como correspondía los ámbitos de la intimidad afectiva. Os dejo a continuación el artículo en el que he colaborado junto con la periodista Laura Peraíta para ABC.es
Hace tan solo unos meses, la surcoreana Park Seo–Yeon soprendía al mundo con su método inédito de comer frente a una webcam. El objetivo principal: servir de compañía a todas aquellas personas que comen solas al otro lado de su pantalla. Lo que en un principio parecía una idea estrambótica ha resultado ser un verdadero negocio para ella, que llega a ganar 9.000 dólares al mes. Demasiadas personas en soledad.
Desgraciadamente, no se trata de una realidad que afecta de manera aislada a Corea, es un problema generalizado a nivel mundial. En España, según datos del INE, más de 4,4 millones de personas viven solas: mayores, solteros, separados, divorciados y adictos al trabajo.
«Una de las necesidades básicas como ser humano y seres sociales que somos por naturaleza es el deseo de vinculación –apunta Cayetana Hurtado de Mendoza, coordinadora Escuela de Parejas de la Fundación Educativa Universidad de Padres–. Nacemos inmaduros y dependemos de un cuidador, crecemos en el contexto de una familia y el instinto nos lleva a unirnos con otra persona para tener descendencia… Estamos marcados biológicamente para vivir en contacto con los otros. A esto se le añade el peso de la cultura y la educación recibida que también influye y marca nuestra elección en la forma de vivir».
Cuando se produce la ruptura de una relación de pareja, la peor parte es sobre todo para la persona que se queda en casa, porque la que se marcha se supone que lo hace porque tiene un plan de vida mejor. «El que se queda abandonado sufre esa soledad porque se queda sin proyecto de vida y le afectan fundamentalmente seis desajustes a los que debe enfrentarse: el emocional, el legal, el laboral –muchos tienen que retomar su vida laboral–, el familiar, el social, el económico –señala Ángeles Sanz, psicóloga especializada en pareja de Cinteco Madrid–. Afrontar todos estos cambios y en una casa que se ha quedado vacía es muy duro. Las personas tienen que retomar su vida social y establecer un plan de ocio cuanto antes. Es imprescindible y deben esforzarse por buscar relaciones gratificantes y afectivas».
Lo importante es cómo experimenta cada uno la soledad. Uno de los casos que más está creciendo, además de las personas que se quedan solas tras un divorcio, es el aquellos solitarios fruto de su adicción al trabajo. «En nuestra consulta –asegura Mila Cahue, psicóloga de pareja en el Centro de Psicología Álava Reyes– cada vez tratamos más casos de pacientes que sienten ansiedad y angustia, e incluso depresión, porque no tienen a nadie a quien contarle sus problemas, desahogarse o simplemente compartir el ocio cuando llegael fin de semana o las vacaciones».
Por lo general, son las mujeres las que perciben antes su soledad. Cumplidos los 35 se dan cuenta de que están cerca de la cuarentena y no tienen hijos. Ni siquiera una pareja o un grupo de amigos con los que salir y que le de opción de encontrarla. «Entonces les entra mucho vértigo. Pánico y ansiedad. Se encuentran en el abismo», apunta Mila Cahue. «No saben a quién llamar, por dónde empezar. El problema es que se han centrado tanto en su faceta laboral que no piensan que llegará un día en que dejarán de trabajar. Y, entonces, ¿qué? Lo que queda es lo que se ha cultivado. Para muchos, nada: la soledad más absoluta».
Los expertos en la materia advierten que muchas personas consideran que a ellos no les pasará porque se sienten satisfechos con su vida profesional y se comunican con sus compañeros de trabajo, hablan con clientes… «pero eso no es amistad verdadera, son conocidos –explia Mila Cahue–. Las relacciones de afecto más íntimas necesitan tiempo y hay que cuidarlas para mantenerlas».
Suelen ser personas –tal y como asegura Cayetana Hurtado de Mendoza– que se sienten más seguras en el terreno laboral que en el personal. «En sus relaciones sociales se sienten incómodos y pueden desarrollar miedos futuros respecto a sus relaciones interpersonales, a no saber de qué hablar si no es relacionado con su trabajo… anticipando que no se lo pasarán bien».
Hace varias décadas era más difícil quedarse solos. No se trabajaban tantas horas, la gente salía más a la calle, en los pueblos se reunían en la plaza, los padres acompañaban a sus hijos al parque y se relacionaban con otros padres, ahora lo hace una cuidadora, o simplemente no se les lleva porque están apuntados a horas extraescolares… La socialización con contacto físico de tú a tú se ha limitado. Las relaciones con la familia también es más lejana por falta de tiempo y porque las familias no son tan extensas como antes y ahora solo se tiene un hermano o dos, los padres ya son mayores y otros familiares están muy ocupados o trabajan en otras ciudades.
—El primer paso es comprar una agenda nueva y, del mismo modo que se hace una lista de la compra, hay que hacer un listado con losnombres de las amistades que se tienen, cuándo fue la última vez que se les llamó y que se vieron. Las relaciones no surgen de la nada. Lleva tiempo retomarlas. Se puede empezar por llamar el primer viernes de cada mes a una persona determinada, los segundos viernes a otra persona, y así sucesivamente. Lo ideal es empezardedicando poco tiempo, como tomar un café, y según vaya evolucionando la intensidad de la relación quedar a una comida, una excursión…
—Otra de las medidas recomendadas es recuperar o iniciarse en un un hobby para contactar con personas afines. Puede ser desde ir al gimnasio, a apuntarse a curso de cocina, hacer rutas en bici, coleccionar algún objeto… es muy importante mantener regularidad con estas actividades.
—Buscar entornos donde se favorezca la comunicación y las relaciones entre personas. Las personas separadas pueden retomar la comunicación con los padres de otros niños a la salida del colegio, llevar a los hijos al parque, a exposiciones o actividades que reunan a más personas con intereses comunes…
—Ser consciente de que el trabajo es muy importante y puede llegar a ser muy satisfactorio, pero nunca tanto como mantener relaciones sociales y estar en compañía de la familia. Repartir mejor los tiempos de forma más adecuada. Todos somos prescindibles en la vida laboral.
Esta fórmula de aprovechar las posibilidades de las redes sociales es un medio, pero no constituye en sí mismo una relación que aparte a una persona de la soledad. Por eso mismo, como medio que es, se puede emplear para organizar alguna cita y comenzar a ampliar amistades.