Aquí os dejo con un artículo realizado en colaboración con la periodista Marian Benito, que espero os resulte interesante.
El binomio atracción/repulsión es indeseable, pernicioso para la salud mental e insoportable tanto para quien desea como para quien rechaza. Y, sin embargo, sucede. Igual que una pantera enjaulada, el amante que se considera ultrajado da vueltas y vueltas, insiste, se empecina e importuna si es necesario hasta formar un bucle obsesivo y enfermizo.
«Desear sexualmente a una persona que nos rechazó una vez se puede explicar y justificar, pero dedicar esfuerzo, tiempo o energía a un empeño tan inútil es la peor inversión que podemos hacer en nuestra vida», advierte la psicóloga Mila Cahue, testigo habitual en su consulta de este tipo de conductas que, por otra parte, han intrigado desde hace tiempo a la ciencia.
Según Walter Riso, la mujer es cinco veces más propensa a depender emocionalmente, especialmente del amor. Los hombres, diez veces más predispuestos al apego sexual. Y, al parecer, el mecanismo en ambos es similar a una adicción. Imágenes tomadas por resonancia magnética muestran cómo cuando a una persona se le enseña la imagen de un antiguo amor que la rechazó se activan en su cerebro zonas relacionadas con las conductas adictivas, como el juego, el tabaco o el dulce, y también las áreas donde se gestan los pensamientos obsesivos, algo que ocurre cuando bajan los niveles de serotonina.
El neurobiólogo Antoine Bechara, de la Universidad de California, observó también en el cerebro la prueba palpable del dicho «donde hubo fuego quedan brasas». En uno de sus experimentos con enamorados, vio cómo esas brasas provocaban un auténtico incendio en el organismo de un grupo de mujeres y hombres ante la fotografía de un viejo amor: palpitaciones, dolor de estómago y nerviosismo.
El cerebro sigue buscando el mismo placer que si estuviese con esa persona. Aunque hay cierta justificación para ese comportamiento obsesivo, Cahue recuerda que no podemos enamorarnos a capricho, ni conseguir en otra persona que se impulse este complejo proceso que lleva al enamoramiento. «Cuando el pensamiento empieza a ser obsesivo, no quede más remedio que activar ese sistema de recompensa de otro modo más saludable».
¿Por qué es necesario vencer ese deseo? Cahue expone tres razones: respeto, dignidad y necesidad imperiosa para la higiene mental. «La insistencia puede resultar cargante, ofensiva y, sobre todo, conseguir el efecto opuesto. Despertar sexualidad es complicado si antes no ha despertado sensualidad». Y empecinarse en ese deseo compulsivo, de descarga, sin una pizca de sensualidad o emoción, es motivo más que suficiente para apagar definitivamente la libido.
Y, a continuación, Cahue describe una cura resumida en diez pensamientos para conseguir desprendernos de ese apego sexual:
Fuente:
http://www.elmundo.es/yodona/2015/02/12/54dca214e2704ebb488b45b2.html?cid=SMBOSO25301&s_kw=twitter