Y a continuación, extraemos del excelente libro de Vicente Garrido, El Psicópata, (Ed. Algar, 2000), extracto de partes que nos parecen extremadamente interesantes y a tener en consideración:
(Vicente Garrido es profesor de Psicología en la Universidad de Valencia. Impulsor de la Psicología criminal, es autor de un importante trabajo científico y de divulgación en el ámbito de la criminología)
Los rasgos de la psicopatía (pag. 34)
(…) El sujeto con estas carencias (emocionales) es alguien profundamente egocéntrico, manipulador, mentiroso y cruel.
En el área emocional/interpersonal
Locuacidad y encanto superficial
Los psicópatas suelen ser locuaces, expresarse con encanto, tener respuestas vivaces y presentar historias muy improbables, pero convincentes, que les deja a ellos en un buen lugar. Sin embargo, el observador atento ve que es muy superficial e insincero, como si estuviera leyendo mecánicamente un texto.
Habla de cosas atractivas para las que no tiene preparación (…). Es destacable que no le importe gran cosa el que se evidencie que sus historias son falsas, algo que no siempre es fácil de lograr, dado el desparpajo y la inventiva con que emprenden sus relatos. (…)
Egocentrismo y grandioso sentido de la propia valía
El psicópata tiene una autoestima muy elevada, un gran narcisismo, un egocentrismo descomunal y una sensación omnipresente de que todo le es permitido. Es decir, se siente el «centro del universo» y cree que es un ser superiorque debe regirse por sus propias normas. Se comprende que con esta percepción de sí mismo aparezca ante el observador como alguien sumamente arrogante, dominante y muy seguro en todo lo que dice. Es claro que busca poder controlar a los demás, y parece incapaz de comprender que otras pesonas tengan opiniones diferentes a las suyas. (…)
En realidad, creen que sus capacidades les permitirán lograr cualquier cosa.
Falta de remordimiento o sentimiento de culpa
No experimentan ninguna preocupación por los efectos de sus actos en los demás y, en ocasiones, lo manifiestan claramente. Cuando aseguran que «lo sienten» no es más que por dar una buena imagen; sus palabras anteriores y posteriores y sus hechos suelen contradecir ese arrepentimiento. Junto a esto, encuentran todo tipo de excusas para explicar los desmanes que cometieron y, en muchas ocasiones, niegan en absoluto que ellos fueran los responsables o que tales acontecimientos que se imputan existieron en realidad.
Falta de empatía
(…) si mantienen lazos con algunas personas, será por puro interés, no por sentir algo profundo hacia ellas; son, en realidad, como posesiones que tienen, seres que tienen la misión de proveerles de sus necesidades sin que hayan de recibir nada a cambio.
Mentiroso y manipulador
Mentir, engañar y manipular son talentos naturales para el psicópata. Cuando se demuestra su engaño, no siente apuro alguno; simplemente cambia su historia o retuerce los hechos para que se encajen de nuevo. «El resultado es un conjunto de oraciones contradictorias y un oyente completamente confuso».
En buena medida, las mentiras no pretenden ningún objetivo concreto, sólo demostrar su habilidad para engañar. La gente suele creer, cuando escucha al psicópata, que éste no se da cuenta de sus mentiras y, en ocasiones duda de su estado mental.
Emociones superficiales
(…) En ocasiones, junto a una apariencia fría y distante, manifiestan episodios dramáticos de afectividad.
Sobre lo que toda pareja debería de saber, pasamos a las explicaciones comprendidas entre las páginas 244 y 249, referidas a lo que todo cónyuge debería de saber si sospecha que su pareja es un psicópata:
Cuando alguien forma pareja con un psicópata ha de enfrentarse con un hecho conciso pero diáfano: está compartiendo la vida con alguien que “no juega” a lo mismo que ella. La mujer o compañera busca comprensión, afecto, cuidados, consejo: en suma, lo que se entiende por compartir una vida. Y todo ello en una relación sincera, como es lógico. Pero esta perspectiva es justamente la que no comparte su marido. Ni los objetivos ni las reglas de la relación son los mismos para él. (…) Durante la etapa de la seducción él será muy amable y solícito, lleno de proyectos para la vida en común .Puede contar que posee conocimientos especializados y títulos universitarios. En su conversación quizá aprenda su pareja que se trata de un corazón maltratado por anteriores relaciones, y que necesita de toda la paciencia y cariño que ahora ella le pueda dar. No es fácil resistirse ante sus buenas palabras y su encanto personal. (…) nos interesa detenernos en el periodo en que la relación se establece con una cierta entidad; ya viven juntos o pasan periodos juntos en uno u otro de sus pisos con mucha frecuencia. Es decir, no se trata de una relación episódica, de breve duración. Aquí el camaleón quiere estar con su pareja, no se marcha (al menos inicialmente, sólo que él quiere hacerlo “a su manera”. (…)
He aquí algunos de los comportamientos más esperables del psicópata en una relación de convivencia:
a) desapego hacia los niños o educación muy punitiva: el psicópata no quiere a nadie, incluidos sus hijos;
b) exigencias irracionales;
c) comportamiento errático: resulta difícil acertar de qué humor puede estar un día particular, o qué va a hacer;
d) puede ser violento, de palabra u obra; puede decirte que “eres una fulana”, que “le engañaste cuando te casaste con él”, etcétera;
e) miente habitualmente;
f) suele ser un parásito; si no ha logrado un empleo estable, puede vivir de tu dinero o del de tus/sus familiares;
g) no tiene amigos, sólo conocidos;
h) es muy difícil de conocer;
i) te manipulará: hará que te sientas culpable, te presentará los argumentos de manera que los hechos se vean borrosos o equívocos. Se hará el ofendido;
j) te hará bajar a los infiernos: conocerás situaciones límite, que pondrán a prueba tu temple emocional.
Para que no se diga que no estamos avisadas…
Y no podemos cerrar este post, haciendo referencia a la naturaleza camelónica/reptiliana, a esa capacidad de disimular y de aparentar de los psicópatas, ocultando lo que son y adoptando la apariencia de lo que él otro quiere ver:
Saurio/réptil (pág. 14)
¿Por qué un camaleón es una buena metáfora para el psicópata? (…) su capacidad para evitar las emociones humanas más genuinas y alzarse como metáfora del mal, o de la Bestia. (…) la insensibilidad emocional bien pueden considerarse como propios de un «estado reptiliano». El psicópata, de este modo, se convierte en el más perfecto depredador de su propia especie.
* Nota: la persona que aparece en la fotografía no se corresponde directamente con el tema, pero sí representa una actitud típica