Dra. Mila Cahue

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Hacen falta cinco cumplidos para resarcir un insulto.


Aunque ya he hablado en otros artículos de la importancia que tiene lo que decimos en cualquier tipo de relación que establezcamos en la vida, ya sea de trabajo, amistad o pareja, quiero dejar hoy el enlace al artículo que escribió en su día Eduard Punset, basado en las investigaciones de Richard Wiseman.

Lo hago además porque no deja de sorprenderme la facilidad con que utilizamos cotidianamente los insultos, las palabras soeces y las acusaciones infundadas, creyendo, muy erróneamente, que no tienen ningún efecto en quien nos escucha. Sin embargo, se ha comprobado que no hay relación feliz ni duradera, sea del tipo que sea, que aguante el chorreo constante de  agresividad verbal (no hace falta chillar ni decir grandes tacos: los pequeños insultos, o insinuaciones con doble sentido llevan a la larga igual dosis de agresividad).

El otro día, sin ir más lejos, tuve que aguantar tres horas de tren con cuatro chicas hablando (cómo no, en un tono que permitía escuchar su conversación desde el otro extremo del vagón), en una conversación que, de cada cinco palabras, una era malsonante por el tono, por la forma o por el contenido; y dos asientos más atrás, a otra persona que habló algo menos, pero cada vez que lo hacía no faltaba una frase sin su correspondiente blasfemia. Una delicia, vamos. Resulta curioso que, cuando se bajaron en una parada antes del destino final, muchas personas respiraron tranquilas (y algunas lo expresaron en alto). Sí, molestaban. Pero en España, parece que eso nos da igual.

Por lo tanto, no puedo más que traer de nuevo la entrada de Eduard Punset para recordar la importancia de morderse la lengua, de pensar muy bien lo que vamos a decir antes de hablar, de contar hasta diez, de la importancia de respetar al otro para respetarse a unos mismo… de lo fácil que resulta la vida cuando no se rebasan los límites que afectan a los demás o nos afectan a nosotros.

Y que no se me olvide darle la enhorabuena a Eduard Punset por que dicho texto haya formado parte de las pruebas de selectividad de este año. La educación no es solamente intelectual, sino también emocional y, finalmente, social.

Os dejo un pequeño fragmento del texto, y más abajo en enlace para quien quiera leerlo completo:

«…Lo que estamos descubriendo —ahora que científicos como el psicólogo Richard Wiseman se adentran en ello— es lo que le pasa a la gente por dentro cuando se comporta de una manera determinada. Más de un lector se preguntará, por supuesto: «¿Es posible que durante miles de años hayamos prodigado menos cumplidos que acusaciones, sin saber que estábamos destruyendo la convivencia de una pareja o de una sociedad?». Ahora resulta que, después de años investigando las causas de la ruptura de una pareja, el porcentaje de las que desaparecen es mucho mayor cuando uno de los miembros es extremadamente tacaño en los cumplidos, costándole horrores admitir: «¡Qué razón tienes, amor mío!»…»

Para leer la entrada completa:

http://www.eduardpunset.es/18290/general/hacen-falta-cinco-cumplidos-para-resarcir-un-insulto-2

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