Parece que hemos desarrollado una resistencia irracional a cuidarnos especialmente para la otra persona… o eso es al menos lo que decimos, porque de alguna manera somos conscientes de que, si no controlamos la primera impresión
que causamos en los demás, las probabilidades de éxito se reducen considerablemente. Basta con ser consciente de que antes de que hayamos abierto la boca para decir la primera palabra la persona que tenemos delante ya se ha hecho una idea sobre nosotros, y viceversa.
Elimina de tu repertorio de creencias el yo soy así y así tienen que aguantarme y empieza a potenciar lo mejor de ti, para crecer y obtener resultados distintos y más satisfactorios. La belleza es una cuestión de genética pero tu aspecto físico depende de ti, y dar una imagen correcta, causar una sensación agradable tiene que ver con el interés que tienes por las cosas bien hechas, con tus habilidades para apreciar y sacar lo mejor de cualquier cosa que tengas entre manos, entre otras, tu propia persona.
¿Sabias que el cerebro tiene una zona especializada en el reconocimiento de caras? ¿No te parece entonces que lo que transmite tu rostro es lo suficientemente importante como para que el cerebro tenga funciones especificas para esto? ¿Cuánta información transmitimos y recibimos solamente mirando a la cara de la otra persona?
Quizás esto te parezca suficiente argumento para lavarte el pelo, al menos en tu primera cita; presentar una dentadura
agradable (lávate los dientes, cuida tu aliento y, si fuera necesario, haz una visita a tu dentista. Hazlo también por razones de salud), o incluso blanquéalos durante unos días. ¿Quieres que te besen? Entonces no hagas de ello un sacrificio para la otra persona, sino un objeto de deseo; revisa tu corte de pelo y elimina todo el que te sobre. Esto incluye pelillos largos en el cogote, los que sobresalen por la nariz y las orejas, los que pueblan el entrecejo, en lunares o en lugares insospechados, o perillas sin arreglar; cuida tu piel, no dejes que te los puntos negros hablen por ti, hidrátala, tanto la de la cara como la del cuerpo, pues va a ser uno de los juguetes principales que te hagan sentir con mas satisfacción la proximidad del otro; hidrata tus ojos, ten una mirada clara, y permite que se vean. Haz de las gafas tu cómplice no tu enemigo; si te parece oportuno, ponte lentillas. Mírate al espejo y péinate las cejas, ponerlas en su sitio es un gesto muy fácil y muy agradecido.
Cuando hayas acabado con tu rostro, no te olvides de las manos. Esas con las que vas a acariciar y con las que te vas a comunicar. ¿Crees que son lo suficientemente atractivas como para que te faciliten la intimidad? Hidrátalas, cuida las uñas, tanto en el corte como en la limpieza. Aunque pueda parecerte un detalle banal, unas manos toscas y sucias no invitan a nada privado.
Presta atención a tu forma de vestir y decide si la persona que estas buscando entonaría con el atuendo con el que te presentas. Cuidar tu vestuario no quiere decir ir acicalado como un pincel, sino que adoptes el estilo de lo que eres, de lo que quieres y de lo que buscas.
El aspecto físico importa, y ahora ya no puedes decir que no estabas avisado/a. No hablamos de belleza genética, ni de operaciones de estética, ni de dietas irracionales, sino de interés en el cuidado de uno mismo y de lo que quieres dar al otro.
Colaboración de Mila Cahue para MeeticAffinity