Entrar en la dinámica de hacer dietas, para luego engordar, para empezar de nuevo, y luego engordar aún más es una práctica de riesgo… físico y mental. Es importante marcarse un nuevo objetivo: lo importante no es el peso, sino la salud. Con esta idea como base, el modelo «Health at Every Size» (Bodywise, Ann Arbor, Mich.) enfatiza la idea de aceptar el propio cuerpo, y centrarse en cuidarlo a través de un ejercicio adecuado, de una alimentación correcta y unas relaciones (todo tipo de relaciones, incluida la que tenemos con la comida) que proporcionen bienestar.
Estar a dieta es, para muchos, como vivir atrapados en una cárcel… pero no saben vivir sin estar a régimen. Se han olvidado de cómo son las señales del cuerpo cuando ya está saciado, o de cuándo están sintiendo hambre o tan sólo ganas de comer. Hipercontrol (dieta) y descontrol (pasarse) son el yo-yo del que no saben cómo salir.
Olvidarse de la báscula y quitar el objetivo del peso permite llevar la atención a otros aspectos que están afectando en la vida: si se siente estrés y no se sabe cómo resolver un problema, en vez de ir a la cocina o la despensa y pensar en qué se va a comer, lo mejor es irse a dar un paseo y centrarse en cómo resolver el reto que se tiene delante.
De alguna manera, se trata de devolver el sentimiento natural de libertad, de poder elegir con responsabilidad hacia el propio cuerpo, sin adoptar dietas pensadas para otras personas, pero que pueden no adecuarse a las particularidades individuales.
Por último, es preciso comprender que, no importa qué estructura ósea se tenga, una persona delgada o en su peso, NUNCA parecerá gorda. Y si además ha aprendido a sacarse el mejor partido, es decir, a saber resaltar las partes de su anatomía dignas de ser apreciadas, comer puede volver a resultar ser un placer y no una tortura que consume la mayor parte de la energía mental.
Cuando se deja de pensar todo el tiempo en la comida, nuestro cerebro empieza a ocuparse en la parte más creativa y divertida de la vida. Cuando se pone orden en los hábitos, el cuerpo responde inmediatamente, y se deshace de lo que le sobra para ajustarse al nuevo esquema mental que hemos creado para él.
Fuente:
Mila Cahue